Desde que nos conocemos, la arquitectura, el diseño interior y el arte son temas de los que siempre hablamos. Estamos en un restaurante: “mira que bonita tal cosa“; estamos de viaje caminando: “me encanta ese edificio, ¿te imaginas viviendo ahí?”, en un hotel: “qué mal ubicada esa cama”.
Cuando decidimos vivir juntos, nos dimos cuenta que encontrar el lugar era un tema complejo, pero no por algo malo, sino porque somos demasiado exigentes, pero increíblemente compatibles. Tenemos gustos muy similares y siempre terminamos rediseñando imaginariamente los lugares en los que vivimos. Y así empezó todo.
Queríamos comprar todos los apartamentos en los que vivíamos para remodelarlos, y en 2021 apenas vimos que “podíamos” le hicimos una propuesta de compra a la dueña del apartamento, pero no aceptó y nosotros no podíamos ofrecer más dinero. Lo más triste (o cómico) fue que en el tiempo que la señora se demoró en darnos una respuesta, nosotros nos quedábamos hasta tarde dibujando, midiendo, soñando; literal: diseñamos el apartamento.
El papá de Manu vive en una finca a unos kilómetros de Honda y siempre hemos ido, así que conocemos el pueblo muy bien, pero nunca habíamos considerado comprar algo en la ciudad, porque teníamos la finca.
Cuando la pandemia ya nos permitía vernos con nuestras familias, decidimos alquilar una casa en la zona patrimonio de Honda para encontrarnos con la familia de Juan, que no veíamos hacía muchos meses y aprovechar para ver a la familia de Manu que estaba en la finca.
Y cuando entramos a esa casa, “El embeleco”, fue como si se nos prendiera un bombillo ¡cómo no habíamos pensado en Honda!. Y así empezamos la búsqueda hasta que encontramos la casa lote en donde ahora estamos diseñando Casa dos.